top of page
Foto del escritorRamiro Parias

La enigmática casona del Salto de Tequendama deja atrás sus fantasmas

El edificio, de 1.470 metros cuadrados de construcción divididos en cinco niveles, abrió sus puertas a una nueva era y ahora en él se realizan exposiciones sobre la biodiversidad de Cundinamarca, la importancia de cuidar el medio ambiente, y por supuesto, sobre la singular historia del lugar.

Enhorabuena, ¡Saludemos a la ciencia!

La casa-museo está situada en el borde de un inmenso abismo rocoso que compone al Salto de Tequendama (30 kilómetros al suroeste de Bogotá), una hermosa cascada natural de 157 metros altura rodeada por un sinnúmero de especies vegetales y animales que conviven en un ecosistema boscoso y neblino.

Esta bella construcción de estilo republicano sirvió en sus primeros años como estación de tren, luego como punto de encuentro de la alta sociedad bogotana y los intelectuales, y finamente se convirtió en hotel pues muchas personas viajaban hasta este punto para conocer la catarata.

Este místico y enigmático paraje natural lugar fue creado, según una vieja leyenda indígena, por Bochica, un sabio anciano que salvó a la tribu de los Chibchas y sus cultivos de una fuerte inundación con sus poderes divinos, ya que dividió una enorme formación rocosa en dos para que el agua se filtrara, lo cual dio origen al Salto.

Esta historia ancestral se replicó de generación en generación como relato de este lugar. Sin embargo, en la década de los años 50 el Salto de Tequendama se volvió aún más famoso por las crónicas de periodistas como Felipe González Toledo sobre los suicidios que se empezaron a registrar allí.

Las personas, de acuerdo a los escritos de los reporteros de la época, saltaban a la cascada para matarse. Incluso, algunos pasaban la noche en el hotel, redactaban sus últimos deseos y madrugaban para cumplir con su nefasto propósito.

La crudeza del olvido

Los años pasaron y en la mente de las personas solo quedó el recuerdo de que allí las personas se suicidaban, un relato que luego se convirtió en leyenda urbana y fuente de inspiración para los supersticiosos.

Lo cierto es que la contaminación del afluente hídrico, el deterioro del ecosistema y el olvido de las autoridades provocaron el declive no solo del medio ambiente sino también de la construcción que por poco queda en ruinas.

El renacer entre las cenizas

Hace unos años la Fundación Granja Ecológica El Porvenir con el apoyo del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia decidieron tomar cartas sobre el asunto y hacerse responsables de la preservación de la casona y su entorno.

Desde entonces han recuperado doce hectáreas de ecosistema anexo al Salto de Tequendama “a través de la siembra de especies nativas de la zona y la reincorporación de fauna”, según lo explican en su sitio web.

También iniciaron un proceso de restauración de la casona que está a cargo de un grupo compuesto por los más importantes y reconocidos arquitectos e ingenieros del país, con la colaboración de inversionistas internacionales para una parte de su financiación.

Tal vez uno de los logros más notables de ‘El Porvenir’, una fundación liderada por un grupo interdisciplinario de profesionales, fue el de haber llevada la cultura, el arte y la botánica al antiguo hotel del Salto de Tequendama, que dejó atrás sus fantasmas para convertirse en un museo.

Los invitamos a que conozcan este lugar que de seguro los dejará encantados con todo lo que tiene que ofrecer.

La ubicación exacta del lugar es kilómetro 5,7 vía Mesitas. Vereda San Francisco, Soacha (Cundinamarca). Los horarios para las visitas son los sábados, domingos y festivos de 8:00 a.m. a 4:00 p.m.

1 visualización0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page
google-site-verification=LXxa5KLdqWfFK4QmyK7Z288OH1a5f7ENtId7tY6LdW0