A través de los años, el tema de la reproducción asistida ha sido más conocida por ser una alternativa para esas parejas que desean tener un hijo pero que, por diferentes razones no lo consiguen, por ejemplo, por presentar problemas de infertilidad o esterilidad, siendo esta una buena opción; sin embargo, los métodos de inseminación artificial son pertinentes también para disminuir el riesgo de enfermedades genéticas en un bebé.
Los diferentes tratamientos pueden abarcar desde la Fecundación In Vitro (FIV), que tienen varios métodos, con óvulos y semen propio, es decir, de la pareja, o de los donantes. También existe la Inseminación Artificial (IA); la preservación de la fertilidad tanto en hombres como en mujeres, cada una con diferentes técnicas que se van a adecuar dependiendo de cada paciente, explica el doctor Ignacio Madero, ginecólogo y director de la clínica de reproducción asistida Eugin.
Al iniciar cada proceso con las personas o las parejas interesadas, se pueden hacer diferentes pruebas que tienen la posibilidad de ayudar a disminuir el riesgo de enfermedad genética en el futuro bebé.
Entre estas pruebas está el Diagnóstico Genético Preimplantacional, que permite eliminar la transmisión de numerosas enfermedades genéticas de padres a hijos como: la fibrosis quística, la talasemia o la distrofia muscular, entre muchas otras que se dan por un solo gen. El proceso en este caso se realiza en un ciclo de Fecundación In Vitro, antes de empezar cualquier proceso, haciendo estudios a los futuros padres que permiten detectar si el embrión presenta estas enfermedades antes de transferirlo al útero de la mujer.
También está el Estudio Genético Preimplantacional, que es una técnica de laboratorio que permite estudiar el ADN de los embriones que tienen un número de cromosomas correcto. Se realiza dentro de programas de Fecundación In Vitro con buenos resultados.
Por su parte, el Análisis de Compatibilidad Genética, es una prueba que detecta miles de mutaciones relacionadas con más de 300 enfermedades genéticas graves como la fibrosis quística, el síndrome X frágil o la atrofia muscular espinal, entre otras. Gracias a esta prueba, los futuros padres pueden conocer si son portadores de alguna de ellas y evitar la transmisión de la misma a los futuros hijos. Este test se debe realizar antes de iniciar el tratamiento de reproducción asistida, identificando hasta 2.600 mutaciones genéticas con solo un análisis de saliva o sangre.
Se estima que hasta el 80% de los pacientes que se realizan este análisis que ofrece la clínica Eugin, resulta portador de una enfermedad genética hereditaria sin saberlo, esto significa que aunque llevan la enfermedad no la desarrollan; sin embargo, cuando los dos miembros de la pareja son portadores de la misma enfermedad, existe un 25% de posibilidades de que el futuro hijo la desarrolle, por eso tiene tanta importancia.
Por último está la Neobona, que es una prueba de cribado prenatal no invasiva, desarrollada en laboratorio y que analiza el ADN libre fetal (placentario), en la sangre de la madre para determinar el riesgo de anomalías cromosómicas específicas del feto. Cabe aclarar que solo se puede realizar en embarazos únicos, es decir las pacientes con más de dos fetos no pueden hacerlo, además debe encontrarse en la décima semana de gestación.
Estos métodos deben ser totalmente asesorados por médicos expertos para que los futuros padres puedan entender cuál es el procedimiento y el paso a paso que deben seguir y así, no solo logren su elección de vida de convertirse en padres, sino que, puedan librar a sus hijos de enfermedades riesgosas que comprometan la vida o la calidad de vida de sus futuros hijos.
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