El Global Wellness Institute (GWI) define el turismo de bienestar como una experiencia que busca mantener o mejorar la salud física y emocional del turista durante un viaje.
En otras palabras, se trata de la unión de dos poderosas industrias: el turismo ($2.6 billones) y el bienestar ($4.2 billones). En 2013, la institución identificó este tipo de turismo emergente que alcanzó un valor global de $639 mil millones en 2017.
México lidera el turismo de bienestar en Latinoamérica y ocupa el undécimo puesto a nivel mundial. El país azteca recibe aproximadamente 12 millones de turistas de bienestar anualmente y se estima que el valor de su mercado alcanza los $10.500 millones. Algunos de sus establecimientos más reconocidos son el Spa Marquis, Spa Grand Velas Riviera Nayarit y el Nizuc Spa by Espa. Sus instalaciones ofrecen desde regaderas suizas y tinas de hidromasajes para contrarrestar problemas circulatorios hasta rituales de comunidades indígenas enfocados en la reflexología.
Es importante entender que el turismo wellness no es lo mismo que el turismo médico, pues aunque es común que el marketing de destinos confunda ambos conceptos, estas actividades no son equivalentes.
Para comprender mejor este punto, debemos citar a algunos estudiosos como Borman y Mourão que dividen el turismo de salud en dos vertientes: la terapéutica y la turística. La vertiente terapéutica responde a una motivación médica, por lo tanto, aunque el viajero utilice instalaciones y servicios turísticos como transporte o alojamiento, principalmente visita centros médicos. Por otra parte, la vertiente turística ofrece salud en espacios turísticos locales como spas, balnearios, centros de talasoterapia, manantiales termales o minerales, campos de entrenamiento, etc.
Entonces, el turismo médico lo ejerce la persona que viaja a un destino para realizarse una cirugía o tratamiento dental por ser más barato, de mejor calidad o no contar con ese servicio en su lugar de residencia. Mientras que el turista de bienestar viaja a un destino con el objetivo de mantener un estilo de vida saludable, reducir el estrés, prevenir enfermedades o en términos generales, mejorar su salud integral.
El GWI identifica dos tipos de turistas wellness: el viajero de bienestar primario y secundario. El primario elige un destino e itinerario en búsqueda de esencialmente actividades de bienestar y el secundario participa de actividades de bienestar durante un viaje que realiza por otros motivos.
En su mayoría, las actividades que ofrecen las empresas turísticas del sector wellness están relacionadas con la cultural local y los activos naturales o alimentos procedentes del lugar. De tal manera que, no solo se trata de ofrecer piscinas hidromasajes y saunas, sino que es necesario crear una experiencia única en torno a los recursos que posee cada destino. Especialmente, para los turistas millennials, pues son los más interesados en conocer el valor diferencial de cada lugar y su sostenibilidad.
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